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Al abrigo de los montes de Triano y a pocos kilómetros de Bilbao, el Valle de Trápaga, está enclavado en la zona minera de Bizkaia.
La industria minera ha marcado tanto el desarrollo como la propia fisionomía del municipio, diferenciándose en dos zonas: La Zona Alta, donde se ubican los barrios mineros, y la Zona Baja, núcleo urbano donde se aglutina el mayor número de población y de servicios. A raíz de la inauguración del ferrocarril de Triano a finales del siglo XIX, se produjo un espectacular desarrollo de la minería, creándose asentamientos en la zona alta del valle.
Hoy en día, aún quedan restos de aquella actividad (Mina Peñamora, las casas de madera de La Arboleda y La Reineta, etc.) y muchas zonas mineras se han reconvertido en áreas de esparcimiento y ocio. Así, varias minas fueron inundadas y se convirtieron en lagunas artificiales, ideales para la práctica de la pesca.
La Arboleda y el funicular de La Reineta
El barrio minero de La Arboleda, por ejemplo, cuenta con algunas áreas recreativas, un albergue de la Diputación de Bizkaia, varias instalaciones deportivas y numerosos restaurantes donde poder disfrutar de la gastronomía local. Muy cerca, el Centro de Interpretación de Peñas Negras ofrece al visitante información sobre los múltiples itinerarios que se pueden realizar en las inmediaciones. Uno de los medios de acceso a la zona es el peculiar funicular de La Reineta, que llega al barrio del mismo nombre, ubicado a un kilómetro de La Arboleda. Inaugurado en 1926, es el único en todo el Estado en el que las cabinas suben horizontales. Este medio de transporte permite, además, disfrutar de magníficas vistas sobre el Abra de Bilbao.
En cuanto al principal núcleo urbano de Valle de Trápaga-Trapagaran, podemos destacar varios edificios que datan de finales del siglo XIX y principios del XX, reflejo de la prosperidad de aquella época. La parroquia de la Transfiguración del Señor, construida en 1930, es de estilo neorrománico y tiene planta de cruz latina con tres naves, torre y pórtico. Las iglesias de San José Obrero y San Juan Bautista también merecen mención especial. La primera es de estilo neorrománico y la segunda es neoclásica y de una única nave.
En cuanto a la arquitectura civil, hay que destacar dos edificios: el ayuntamiento neoclásico, construido en la primera década del siglo XX, y el Palacio Olaso, la actual casa de cultura. Este último es una copia de otro palacio gótico que la propia familia Olaso construyó en Bergara en el siglo XVI.