El comienzo del Camino de la Costa no puede estar más cargado de simbolismo: arranca en el puente de Santiago de Irun, que salva la frontera natural del río Bidasoa, o en Hondarribia, si se quiere cruzar en barca desde Hendaia. Esta primera etapa es una perfecta síntesis de las constantes que se hallarán a lo largo de todo el trayecto: cordilleras montañosas junto al mar como en el caso de Jaizkibel o Ulía; desembocaduras que hay que sortear como la de la ría de Pasaia; senderos con excelentes vistas sobre el litoral, pueblos marineros como Hondarribia y un colofón ideal, San Sebastián.