Dónde comer
Bodegas de Vino en Euskadi
Las bodegas Amaren son mucho más que un vino de alta calidad. Son toda una oda al trabajo duro, a la tradición, a la labor de los viñedos, a lo manual, a lo casero; y todos esos componentes están sujetos por un pilar: Ángeles, la madre de Juan Luis Cañas, impulsor de la bodega. De ahí su nombre, Amaren que significa “de la madre”.
Es precisamente el trabajo duro y el amor por la labor vitícola lo que caracteriza al proceso de elaboración de los vinos Amaren. La casa cuenta con 22 hectáreas de viñas de más de 60 años y 30 hectáreas entre 30 y 60 años, repartidas en diversas parcelas que pocas veces llegan a ser de una sola hectárea y que cuentan con cepas de una media de edad tan alta que puede llegar hasta el centenar de años. Todas ellas, contienen la esencia del paso del tiempo y el inquebrantable curso de la naturaleza. Cualidades que se convierten en propiedades palpables para los cinco sentidos.
Viñedos únicos y exclusivos que requieren un minucioso cuidado que restringe por completo el uso de productos agresivos para los cultivos y fomenta lo orgánico. De esta manera no solo se cuida al máximo el medioambiente, sino que también el bienestar de los consumidores, ensalzando así la filosofía cercana y hogareña de la casa, y sobre todo el espíritu maternal que la figura Ángeles emana. Pero la cercanía no está reñida con la exigencia y lo tradicional tampoco lo está con lo innovador. Es más, Amaren cumple las cuatro singularidades a la perfección. Sus vinos no se producen todos los años, solamente cuando la calidad de los viñedos lo permite; su vendimia es completamente manual y cada una de las parcelas tiene asignado un destino diferente en función de su producción, orientación, situación, tierra y edad de los viñedos; la uva además, se vendimia en pequeñas cajas de plástico y en su llegada a la bodega, en primer lugar se revisan manualmente los racimos y después las uvas, una a una. La bodega cuenta también con modernos sistemas de elaboración, compuestos por tintas de madera y pequeños depósitos de acero inoxidable, para que después los vinos envejezcan en barricas de roble francés y americano de la mejor calidad.
Las vanguardistas técnicas de Amaren se funden en perfecta sintonía con la centenaria belleza de sus instalaciones. El calado hecho a cincel en el siglo XVI en el cual reposan sus vinos, no es solamente una maravilla subterránea que se debe visitar; sino que además representa que es posible crear un vino de manera manual, manteniendo viva la tradición pero incorporando elementos vanguardistas. Son precisamente los cinco vinos de la bodega los que representan esa sintonía: el Blanco Barrica, el Crianza, el Ángeles de Amaren, el Reserva Tempranillo y el Monovarietal Graciano. Amaren es un delicioso homenaje a la mujer gracias a la cual Juan Luis se enamoró del campo y sus frutos; pero ante todo, la bodega es una declaración de intenciones. Una casa que opta por seguir manteniendo lo artesano, lo esencial, el respeto a la naturaleza y ante todo, la calidad por encima de la cantidad.