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Lezo, historia y memoria junto a Jaizkibel

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Lezo, a los pies del monte Jaizkibel, es un pequeño pueblo vinculado al mar a lo largo de toda su historia, ideal para darte un paseo por su coqueto y muy bien conservado Casco Histórico que esconde grandes tesoros.

POR LA MAÑANA

Si le preguntamos a nuestros mayores qué conocen sobre Lezo, probablemente nos hablen de su Cristo imberbe y de su fama de obrar milagros. Lezo es eso y también mucho más. Es historia que cuentan sus torreones carlistas que vigilan desde la cresta del monte Jaizkibel y es memoria que habita en su falda, con barracones de esclavos que nunca debieron existir pero jamás deberemos olvidar.

Podemos comenzar el día con una pequeña vuelta al monte por la mañana, ya que la naturaleza tiene gran importancia en el municipio. Os proponemos tres sencillos itinerarios para conocer los espacios naturales de Lezo. Son de diferente distancia y dificultad y además de disfrutar de la naturaleza, encontraremos elementos históricos y culturales de gran valor. El punto de partida es el polideportivo Bekoerrota, donde encontraremos un plano con las explicaciones precisas de estos 3 recorridos.

El más urbano es el recorrido de Altamira-Bordatxo que tiene una longitud de 3,4 km y que al ser un camino asfaltado, todo el recorrido se puede realizar en bicicleta. Es un recorrido sencillo, una oportunidad única para disfrutar del medio rural y del paisaje natural de Lezo e ideal para hacerlo con los niños. El recorrido Olatzar-Lorbide también es adecuado para pequeños, con una distancia de 4,5 km. En el camino se pueden ver caseríos de gran valor arquitectónico y la fuente de Plataiturri, entre otros. Para finalizar, el recorrido más largo, denominado Xoxolurra-Alarguntza, es un recorrido de 11 km que discurre por la ladera del monte Jaizkibel. Aquí se encuentran los restos de barracones utilizados por los “trabajadores” que construyeron, en época del régimen, la carretera que lleva hasta Hondarribia.

POR LA TARDE

De regreso a la plaza de Lezo, no olvides entrar en la Basílica del Santo Cristo, con su Cristo imberbe, que tantos fieles ha visto pasar, como exvotos conserva en su haber y, ya de paso, ¿por que no intentar pedir ese milagro?

Recorre también su Kale Nagusia y contempla las casas blasonadas que un día pertenecieron a apellidos ilustres que probablemente debieron su riqueza al mar. Al caer la tarde, conduce tu vehículo por la GI-3440 hasta alcanzar la cima de Jaizkibel. Desde allí arriba disfrutarás de una de las puestas de sol más bellas de la Costa Gipuzkoana.

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