En esta vieja casa de comidas se guisó la culinaria vasca tradicional que inspira el espíritu del Bodegón Alejandro de hoy. Desde el subsuelo de la calle Fermín Calbetón, el Bodegón ha sido testigo de la evolución gastronómica de Donostia en los últimos cincuenta años.
Las viejas fotografías que cubren sus paredes transmiten un intenso olor a un tiempo en el que la comida servía más para calentar el estómago que para sorprender al paladar.
En la actualidad el Bodegón está adaptando su estética a los nuevos tiempos sin perder un ápice de su viejo encanto al que rinde homenaje a través de unos platos que siguen inspirándose en la cocina popular vasca, que miran al futuro sin perder de vista la tradición y que se basan en el conocimiento y uso de los productos de temporada, que día a día nos surte el mercado.