Gastronomía
El bacalao se ha tenido previamente en remojo desde el día anterior cambiando el agua tres veces para desalarlo. Desescamar y secar después con un paño limpio. Colocar una cazuela de barro a fuego medio con el aceite de oliva y los dientes de ajo en láminas. Cuando empiecen a tomar color, retirarlos y reservar. Echar las cuatro tajadas de bacalao, que se dejarán cocer suavemente (nunca freír) durante unos siete u ocho minutos aproximadamente, hasta que el bacalao se ablande. Entonces, retirar la cazuela y pasar este bacalao a otra cazuela, siempre con la piel para arriba y con dos cucharadas del aceite caliente. Dejarlo durante dos o tres minutos para que sude el bacalao. Transcurridos, poner la cazuela sobre una plancha o un fuego bajo y ligar la salsa, añadiendo el aceite restante que ya habrá templado. Ha de moverse en círculos con cuidado de que no se rompa el bacalao y de que no hierva, ya que esto haría que se nos cortara la salsa. A medida de que movamos la cazuela, la salsa irá engordando hasta alcanzar una textura gelatinosa, momento en el cual el plato estará listo. Servir con la piel de los lomos de bacalao arriba y cubierto de una salsa que ha de tapar parcialmente los trozos. Encima de cada lomo colocar unas doradas láminas de ajo que habíamos reservado.
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