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Eibar, situada a las orillas del río Ego, es una ciudad industrial y de intensa actividad comercial.
Se encuentra en la comarca de Debabarrena, colindando con Bizkaia y rodeada por los preciosos montes Arrate-Akondia-Urko al norte y Laupago-Galdaramiño-Illordo al sur.
Cuenta con un total de cinco barrios con cierto sabor rural (Otaola, Aginaga, Arrate, Mandiola y Gorosta), en claro contraste con el centro urbano.
El municipio es conocido por su tradicional dedicación a la armería. Hoy en día, es la principal localidad de la comarca, con una importante concentración de población, un variado comercio y una gran oferta cultural.
De su patrimonio arquitectónico hay que destacar la iglesia de San Andrés, del siglo XVI con un interesante retablo renacentista, la casa-torre de Unzueta, el palacio Markeskua y la casa consistorial, entre otros notables edificios.
Santuario de Arrate
Pero, sin duda, el lugar más emblemático de la villa armera es el santuario de la Virgen de Arrate, patrona de la ciudad. Se trata de un templo sencillo, de una única nave y estilo gótico. Guarda en su interior cuatro lienzos del conocido pintor Ignacio Zuloaga. Está situada a 8 kilómetros del centro urbano, y junto a él se halla una zona arbolada que dispone de mesas, fuentes, juegos... Desde este lugar de recreo parten diversas sendas hacia los montes Urko (793 m) y Kalamua (768 m).
El calendario festivo de Eibar es muy extenso. Las fiestas patronales de San Juan se celebran en junio en torno a la hoguera, y son muy frecuentadas por los habitantes de localidades vecinas. Las festividades de San Blas (3 de febrero) y San Andrés (30 de noviembre) son otras dos citas importantes. En San Blas, es muy típico degustar las tortas que se preparan para ese día, mientras que San Andrés ha adquirido mucha popularidad en los últimos años gracias a la feria agrícola y ganadera que acoge.