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Con reminiscencias medievales y ferroviarias, Balmaseda cuenta con un patrimonio cultural extenso y variado.
Además, sus parajes, llenos de montañas, bosques y ríos, ofrecen la posibilidad de disfrutar de infinidad de planes al aire libre.
Testigo del paso de peregrinos y comerciantes, la primera villa de Bizkaia desarrolló durante siglos una intensa actividad comercial y artesanal. Fue punto de encuentro de diferentes culturas, hecho que hoy en día tiene su reflejo en las múltiples tradiciones y festejos que celebra la localidad.
Balmaseda destaca, sobre todo, por su amplio y rico patrimonio cultural. Dos hermosas iglesias, la de San Severino, construida en el siglo XV, y la de San Juan, templo gótico situado en la margen izquierda del Kadagua, llamarán la atención del visitante. También merece la pena visitar el peculiar convento de Santa Clara y los palacios de Urrutia y Horcasitas, así como el popular Puente Viejo o de La Muza, con su torreón. Esta construcción medieval fue una auténtica aduana, donde se pagaba el portazgo por el paso de mercancías y de personas.
Situada a las afueras de Balmaseda, Boinas La Encartada Museoa es una fábrica textil del siglo XIX que dedicó su actividad a la producción de géneros de punto de lana y que ha conservado intactas su imagen y dotación tecnológica.
Fuera del casco urbano, es posible realizar diversos recorridos por el entorno natural que rodea el municipio. Una de las rutas más concurridas lleva hasta la cumbre del Kolitza (879 m), uno de los cinco montes bocineros de Bizkaia, junto al Oiz, Gorbeia, Sollube y Ganekogorta.
Tradiciones y festejos
Aunque las fiestas más populares sean las de San Severino, donde se realiza el típico concurso de Putxeras (cocido de alubias elaborado al estilo de los antiguos maquinistas del Ferrocarril de la Robla), Balmaseda es muy conocida por sus procesiones de Semana Santa (sobre todo, por el Vía Crucis Viviente, donde los protagonistas son los propios vecinos de la localidad) y por el tradicional mercado medieval, que cuenta con una impresionante puesta en escena que nos remonta varios siglos atrás.