Destinos turísticos
Territorios históricos
En el conjunto de Euskadi, Álava es singular. De los tres territorios que integran Euskadi, es el que mayores rasgos diferenciales presenta respecto a los otros dos. Una diversidad de paisajes ausente en Bizkaia y Gipuzkoa, unos monumentos históricos que reflejan su carácter de tierra de paso frente al mayor aislamiento de las tierras del Norte, un mayor peso del sector agrícola, otra estructura demográfica y hasta un clima distinto definen la atractiva singularidad del territorio alavés. Además, Álava es conocida por la excelente calidad de sus vinos procedentes de Rioja Alavesa, la comarca más meridional del territorio.
Durante siglos, las tierras alavesas han sido testigos del pasar de peregrinos y viajeros. Así, diversos pueblos y culturas confluyeron en Álava, y como prueba de ello, se conservan monumentos y edificios que dotan a esta tierra de un rico e importante patrimonio histórico. Entre las muchas construcciones históricas, debemos destacar el yacimiento romano de Iruña-Veleia. También son de especial importancia la calzada utilizada por los peregrinos que recorre la Llanada Alavesa, los abundantes restos prehistóricos de las zonas montañosas y los valles del sur, o las salinas blancas de Salinas de Añana, una de las imágenes más sorprendentes de Euskadi.
No podemos olvidarnos de la capital, Vitoria-Gasteiz, sede del Gobierno Vasco, y por tanto capital administrativa de Euskadi. Grandes zonas verdes, calles peatonales, un recuperado casco medieval y un desarrollo equilibrado hacen de la capital alavesa una de las ciudades con mejor calidad de vida de toda Europa. Vitoria-Gasteiz absorbe además, a más de tres cuartas partes de la población alavesa. El crecimiento equilibrado y la calidad de vida han promovido a lo largo del siglo XX, pero especialmente en las últimas décadas, un fenómeno de concentración demográfica en esta cómoda y amable ciudad comercial, administrativa y de servicios pensada para el peatón.
Espacios naturales y la cultura del vino
Con la excepción de algunas localidades (Llodio, Amurrio...) y su capital, la mayor parte del territorio alavés está compuesto por pequeñas poblaciones diseminadas, de carácter rural y escasamente pobladas. Gracias a ello, Álava cuenta con importantes espacios naturales, que por la escasa industrialización, se encuentran en buen estado de conservación. Son el parque natural de Valderejo, los espacios de Entzia e Izki, las lagunas de Laguardia y los tres parques naturales que comparte con los territorios norteños: Gorbeia, Urkiola y Aizkorri.
Pero, quizá, la comarca más conocida de Álava sea Rioja Alavesa. Situada en el extremo meridional del territorio, merece la pena visitarla tanto por sus excelentes vinos como por su patrimonio histórico cultural. Rioja Alavesa es sinónimo de buen vino y ofrece un paisaje salpicado de núcleos amurallados, viñedos y bodegas, donde podremos degustar los exquisitos vinos que elaboran con mimo los bodegueros de la zona. Algunas de esas bodegas además, constituyen auténticas obras arquitectónicas, como la bodega Ysios del arquitecto Santiago Calatrava o el complejo de Marqués de Riscal, diseñado por Frank Gehry, y que recuerda, en cierto modo, al Museo Guggenheim de Bilbao.