Deporte vasco
El corte de troncos es uno de los deportes vascos más conocidos y populares. La imagen del aizkolari, vestido de blanco, de pie sobre el tronco y con el hacha en alto, es también una de las más representadas como símbolo del deporte vasco y del propio País.
El corte de troncos comparte con la mayoría de deportes vascos su origen vinculado al trabajo en el caserío, en este caso a la obtención de leña.
De hecho, la explotación de los bosques vascos iba dirigida sobre todo a la obtención de madera para su transformación en carbón vegetal que, a su vez, alimentaba las ferrerías que dieron fama al hierro vasco. Aunque en las competiciones actuales los aizkolaris terminan con cada tronco cuando éste se parte en dos, el objetivo de los leñadores que dieron lugar a este deporte era la obtención de piezas medianas de madera para las carboneras.
La competición de aizkolaris no es una prueba de velocidad sino de resistencia. Pocos desafíos bajan de treinta minutos de duración y los hay que sobrepasan la hora. El establecimiento de las reglas de competición, que proceden de los primeros años del siglo XX, determinaron que la madera debe ser de haya así como las medidas del tronco, tomadas en su circunferencia y que oscilan entre las 36 y las 54 pulgadas, siendo esta última la medida más común. En Euskadi los troncos se colocan siempre en posición horizontal.
El corte de troncos suele disputarse en frontones, plazas de toros y plazas de pueblos. La Urrezko Aizkora (Hacha de oro), una liga con final en la localidad guipuzcoana de Azpeitia, es la principal competición, si bien es muy frecuente organizar competiciones, exhibiciones y apuestas de este deporte, con motivo de fiestas populares de pueblos o ciudades.