Arte y Cultura
Patrimonio cultural
La cordillera guipuzcoana de Aizkorri es la guardiana de un fascinante a la par que ancestral mundo: las Cuevas de Arrikrutz.
Un espacio, en el que el paso de los siglos no ha hecho más que incrementar su belleza.
Las cuevas, situadas en el complejo kárstico de Gesaltza-Arrikrutz, son un extenso museo natural esculpido gracias a la fuerza del agua del Río Aldaola contra sus rocas. En total, 14 kilómetros de galerías subterráneas compuestas por estalactitas y estalagmitas, que hacen al visitante sentirse pequeño ante la magnificencia del poder de la naturaleza, aliada con el paso de los siglos. Una cueva dividida en 6 niveles, cuya profundidad inspira respeto a la par que una irremediable atracción.
Pero las formaciones naturales no son el único atractivo del espacio. Arrikrutz ha servido de escenario para desarrollar las investigaciones espeleológicas y paleontológicas más pioneras de Euskadi. Prueba de ello son los restos de los animales hallados.
Destacan las huellas del paso del rinoceronte lanudo, la hiena de las cavernas y los ciervos gigantes. Aunque la aparición de las osamentas de osos cavernarios y los esqueletos parciales y cráneos de panteras, también son dignas de mencionar. No obstante, el hallazgo de un esqueleto completo de un león de las cavernas, es sin duda uno de los más importantes hasta la fecha. Actualmente, la galería 53 es la única abierta al público. A lo largo de sus 500 metros de longitud, el visitante podrá admirar la incalculable belleza de un espacio que independientemente de su evolución natural a lo largo de los años, ha permanecido intacta, sumada en un largo silencio que solamente se ha visto perturbado por la presencia de fascinantes criaturas.
En definitiva, un espacio que permite conocer mejor la historia de nuestro planeta y los secretos de las especies que hace millones de años habitaron en ella.
Cuevas